Entonces, una noche, sonó el timbre. Miré por la mirilla.
Se me hizo un nudo en el estómago.
Estaban allí: mamá, papá, Marcus y Sandra.
Abrí la puerta pero no los invité a entrar. “¿Cómo me encontraron?”
“Tu amiga Jessica nos lo contó”, dijo mamá.
Sandra pasó inmediatamente a mi lado y entró en mi apartamento. “Es un lugar precioso”, dijo, mirando a su alrededor con evidente envidia. “Debe costar una fortuna”. City Tours
“¿Qué quieres?” repetí.
—Bueno, el problema es —dijo Marcus— que volví a perder mi trabajo. Hace dos meses.
“Y… estamos teniendo problemas con los pagos de la hipoteca”, añadió papá.
Casi me río. “Déjame adivinar. ¿Quieres que empiece a pagarte otra vez?”
“Somos una familia”, dijo mamá desesperada. “Tenemos que ayudarnos unos a otros”.
“¿Se ayudan entre ustedes?”, pregunté. “¿Cuándo me han ayudado?”
“Hemos estado pensando”, continuó mamá, “y si embargan la casa… tendremos que mudarnos contigo”.
La miré fijamente. “¿Disculpa?”
—Bueno, ¿adónde más iríamos? —dijo Sandra con su habitual petulancia—. Somos familia. No puedes abandonarnos así como así.
Fue entonces cuando me eché a reír. Una risa profunda y cordial, nacida de la más absoluta incredulidad. “¿Crees… crees que voy a dejar que te mudes aquí?”, pregunté cuando por fin pude hablar. “¿Después de que tiraste mis cosas al jardín y me dijiste que viviera en un sótano?”
“Eso fue diferente”, dijo Marcus débilmente.
—Tienes razón, era diferente —dije con frialdad—. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que pensaban de mí. No estaban agradecidos; tenían derecho a todo. Hay una diferencia.
El rostro de Sandra se retorció de ira. “¿Sabes qué? ¡Eres una mujer amargada y egoísta que no entiende lo que significa la familia!”
—Tienes razón —dije, a punto de abrir la puerta de par en par—. No entiendo tu idea de familia, donde una persona lo hace todo y a cambio la tratan como basura. Quiero que se vayan todos. Ya.
“Zoya, espera…” comenzó Marcus.
—Acabamos de hablar —interrumpí—. La respuesta es no. A todo eso. No pagaré tu hipoteca. No dejaré que te mudes aquí. Nunca más te ayudaré con nada.
-¡Pero somos una familia! -gritó mamá.
“No nos tratamos como me trataban a mí”, dije. “Ahora, lárgate”.
Continúa en la página siguiente⏭️
