Limpieza, el primer paso esencial
Una limpieza adecuada es clave para prevenir la acumulación de impurezas. ¡Pero cuidado con el exceso! Un limpiador suave, adaptado a tu tipo de piel, ayudará a eliminar el exceso de sebo sin causar irritación.
Para ser favorecido:
Un limpiador con carbón activado o ácido salicílico para pieles grasas
Un gel suave sin jabón para pieles sensibles
Una leche limpiadora hidratante para pieles secas
Para evitar:
Jabones agresivos que alteran el equilibrio de la piel.
Limpiezas demasiado frecuentes que estimulan la producción de sebo.
Consejo adicional: Enjuágate la cara con agua tibia en lugar de agua caliente para evitar estimular las glándulas sebáceas.
Exfoliación suave: un aliado contra los poros obstruidos
La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas que promueven la aparición de puntos negros.
Dos tipos de exfoliación a considerar:
Exfoliación mecánica: un exfoliante suave de grano fino, una vez a la semana
Exfoliación química: a base de ácido glicólico o salicílico, para una limpieza profunda
Consejo casero: mezcla miel y azúcar glas para obtener un exfoliante natural y efectivo.
Mascarillas purificantes para una limpieza profunda
Las mascarillas son excelentes para absorber el exceso de sebo y cerrar los poros.
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