Pero ella sabía que él no le creía.
Con el paso de los días, la tensión familiar crecía. Algunos parientes murmuraban que había hechizado al multimillonario. Otros difundían rumores en el hospital, presentándola como una cazafortunas. Ananya consideró renunciar para escapar del escrutinio, pero cada vez que pensaba en irse, veía la mirada frágil pero decidida de Raghav instándola a quedarse.
Y así se quedó, atrapada entre su deber y algo mucho más peligroso.
Una tarde, mientras las luces de la ciudad de Mumbai centelleaban fuera de la ventana, Raghav dijo en voz baja:
Ananya… No sé qué me depara el futuro. Pero créeme… No dejaré que nadie te haga daño.
Se quedó sin aliento. En ese momento, comprendió que su vida había cambiado para siempre. Ya no era solo una enfermera: era la guardiana de un secreto que la unía a un hombre mucho más allá de su alcance.
Lo que empezó como un beso impulsivo se había convertido en una conexión que no podía explicar ni negar. Ahora, atrapada entre sospechas, rumores y el frágil inicio de una relación más profunda, Ananya se encontraba en una encrucijada.
¿Seguiría siendo la guardiana silenciosa, guardando su secreto para siempre? ¿O resurgiría la verdad de aquella fatídica noche, una verdad tan poderosa que lo pondría todo patas arriba?
Por ahora, todo lo que sabía era esto: un multimillonario había despertado, una familia había comenzado a sospechar y su propio corazón se había adentrado en un territorio peligroso y desconocido.
Y todo empezó con un beso.
