Mi pequeño mercado oriental
- Las estrellas: Mis tomates Campari elegidos cuando estaban maduros por su sabor dulce.
- Lo imprescindible: Un pimiento rojo grande que dará cuerpo a la salsa.
- El toque final: hermosos y fragantes dientes de ajo
- Mis tesoros de especias: pimentón ahumado y mi zumaque traído del Líbano
- Oro líquido: Mi mejor aceite de oliva para realzarlo todo
- El toque verde: Perejil fresco de mi pequeño huerto
- Lo básico: Sal y pimienta del molinillo para equilibrar.
Mi método paso a paso
- La base fresca
- Corté los tomates en gajos bonitos y regulares para que absorbieran bien la salsa.
- La magia de la salsa
- En mi licuadora, licúo los pimientos y el ajo hasta obtener una salsa cremosa. Agrego las especias y el aceite de oliva; todo debe quedar bien licuado.
- La unión perfecta
- Vierto mi salsa sobre los tomates, mezclo suavemente y luego agrego el perejil.
- Hora de descansar
- La paciencia es la clave, dejé que los sabores se mezclaran durante media hora aproximadamente.