Estaba en el extranjero, caminando por las calles de la ciudad cuando miré hacia arriba y vi algo realmente extraño.

Quizás hayas oído que estas zapatillas marcan el territorio de las pandillas. Esta teoría se menciona a menudo en ciertas series estadounidenses o en debates en redes sociales. Pero cuidado: según varios especialistas en sociología urbana, esto es más una leyenda urbana que una realidad.

En Francia , esta explicación está casi completamente ausente del paisaje. Aquí, no solemos atribuir esta connotación dramática a las zapatillas colgadas. Y eso es bueno: deja espacio para otras interpretaciones, a veces mucho más poéticas…

Bullying, bromas y rituales en la adolescencia

Otra hipótesis, algo más siniestra: la de las novatadas o el acoso escolar. Los adolescentes roban las zapatillas de un compañero y las lanzan fuera de su alcance, como una broma dudosa. Si bien este tipo de incidente pudo haber existido, sigue siendo marginal y no basta para explicar la omnipresencia del fenómeno en todos los continentes.

Más a menudo, es simplemente… ¡un reto entre amigos!  “¿Crees que puedo lanzarlas por el cable?”.  Y ahí lo tienes, un par de Nike en las alturas, presenciando un momento de risas.

Cuando la ciudad se convierte en un lienzo
Pero, en definitiva, lo verdaderamente fascinante de estos zapatos colgados es su misterio. Aparecen sin previo aviso, permanecen allí durante semanas, a veces años, y nadie sabe realmente quién los lanzó ni por qué. Es una forma de arte anónima, efímera y silenciosa que se entromete en nuestra vida cotidiana sin ser invitada.
Al igual que los candados del amor en los puentes parisinos o los coloridos grafitis en las paredes de los barrios, estas zapatillas colgantes cuentan una historia. No siempre clara, a menudo personal, pero decididamente humana.  Quizás ahí resida su verdadera singularidad.