El hombre del traje y la niña

Podría haber seguido adelante. No lo hizo. La mirada de Camille despertó en él un viejo dolor. Porque él también conoció la pobreza. El abandono. Y a pesar de los coches, el dinero, las casas de lujo, ese anhelo permanecía, enterrado.
Entonces, en lugar de apartar la mirada, extiende la mano.
—No deberías estar aquí. Vamos. Puedo ayudarte.
Confianza para reconstruir

Julien cumple su palabra. Lo recibe en su casa, le ofrece una cama, un techo y mucho más: una nueva esperanza.
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