2. Evitan los chismes y el drama grupal.

Aunque el chisme suele usarse para conectar o entretener, las personas amables lo ven como perjudicial. No disfrutan de conversaciones que giran en torno a criticar a otros, criticar a los amigos o revivir conflictos. Por ello, suelen alejarse de grupos de amigos o entornos sociales donde el drama es la norma.

Esto puede hacerlos parecer desconectados o “por encima de todo” ante los demás, cuando en realidad, simplemente eligen la paz. Prefieren alejarse de una atmósfera tóxica que ser parte de una multitud. Con el tiempo, esto significa que naturalmente tienden a tener menos relaciones, pero más saludables.

3. Establecen límites tranquilos

Mucha gente asocia la amabilidad con estar siempre disponible, decir siempre que sí y priorizar a los demás. Pero quienes son verdaderamente amables saben que la verdadera amabilidad incluye el respeto por uno mismo. Son quienes dan cuando pueden, pero no temen decir que no cuando algo traspasa los límites personales.

Sus límites son tranquilos y tácitos. No gritan ni dan explicaciones. Simplemente se alejan silenciosamente de lo que no les parece correcto. Otros podrían malinterpretarlo como frío o distante, pero en realidad es una forma de autoprotección. Estos límites mantienen intacta su vida emocional y su amabilidad genuina.

4. Son empáticos hasta el extremo

Las personas amables tienden a absorber la energía de quienes las rodean. Saben cuándo alguien está molesto, incluso si no dice ni una palabra. Sienten las cosas profundamente. Si un amigo está sufriendo, llevan esa tristeza consigo. Si bien esto los hace increíblemente comprensivos y presentes, también los deja emocionalmente agotados.

Debido a esta sensibilidad emocional, a menudo necesitan más tiempo a solas para procesar lo que sienten. Puede que no asistan a todas las reuniones ni respondan a todos los mensajes. Esto no se debe a una falta de interés, sino a una habilidad de supervivencia. No están hechos para estar en todas partes, todo el tiempo, para todos. Su empatía tiene un precio.

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