Mi corazón se paró. Leí en la lápida:
Gabriela Ramírez – 1992-2019.
Exactamente la misma fecha de la muerte de Mariana.
“Tu hermana… murió el mismo día que mi esposa.”
Ella abrió los ojos sorprendida y me miró:
“¿Tu esposa también murió ese día?”
Asentí y le conté lo que había pasado.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras colocaba un ramo de lirios blancos en la tumba de su hermana.
Ese día, Gabriela viajaba con una amiga… No pensé que sería su último viaje. Me lo contó llorando.
El silencio del cementerio nos envolvió. Sentí una extraña conexión, como si el dolor de dos desconocidos se hubiera encontrado por casualidad.
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