Me despedí de él… pero descubrí un secreto que podría destruir mi matrimonio para siempre.

 

 

Sus palabras atravesaron mi corazón como un cuchillo.

Entonces entendí: el amor verdadero no se trata sólo de compartir las heridas, sino también de sacrificio, confianza y fe.

Desde ese día, limité mis encuentros con Isabel al ámbito profesional.
Decidí quedarme con Laura porque entendí que el pasado debía permanecer donde está y que la mujer que realmente me había ayudado a reconstruirme seguía a mi lado.

A veces, en el silencio, recuerdo los ojos tristes de Isabel y su pregunta:

“¿Estás con alguien que sólo te recuerda tus heridas o con alguien que te ayuda a sanarlas?”

Y comprendí que este encuentro en el cementerio no tenía como objetivo iniciar una nueva historia de amor, sino recordarme que no tenía por qué cargar sola con mi tristeza.
Estoy con Laura, y con ella debo aprender a vivir plenamente.

Desde entonces, mi vida realmente ha cambiado.

No por un triángulo amoroso, sino porque aprendí a valorar el presente, dejar ir el pasado y seguir adelante.