Hoy en día, la dimensión sagrada ha dado paso a un simbolismo más íntimo, pero igualmente significativo. Perforarse la lengua suele ser una forma de expresar en voz alta, o mejor dicho, en voz baja, que aceptas plenamente quién eres. Como un tatuaje que guardas en secreto, esta pequeña joya se convierte en un manifiesto personal.
Es una elección que también puede reflejar un deseo de diferenciación, un sentido de pertenencia a un estilo o comunidad. Para algunas personas, este piercing es una declaración silenciosa: «Soy único y lo demuestro a mi manera».
Un toque de atrevimiento, pero no sólo eso…
Es cierto que, en el imaginario colectivo, el piercing en la lengua puede evocar una connotación más sensual. La cultura popular a veces ha incluido insinuaciones más sugerentes… Sin embargo, la realidad es mucho más matizada.
Mucha gente elige esto por estilo, estética o simplemente por curiosidad. Otros lo ven como un símbolo de libertad o un guiño a una cultura alternativa. Y también hay quienes lo ven como un reto personal: un deseo de cambio, de romper con la rutina, como cambiar de peinado o de perfume.
Precauciones que no deben tomarse a la ligera
Pero cuidado: tras este original gesto se esconden algunas normas de higiene esenciales. Dado que la boca es una zona muy expuesta a las bacterias, no se debe pasar por alto el riesgo de infección.
Tras una perforación en la lengua, es fundamental seguir los cuidados adecuados: enjuagues antisépticos después de cada comida, una dieta suave (¡adiós a las baguettes demasiado crujientes!) y una vigilancia constante. Durante las primeras semanas, es fundamental una higiene meticulosa para evitar sorpresas desagradables.
Una pequeña joya, sí, ¡pero sólo si la acogemos como es debido!
Lo que realmente dice un piercing en la lengua
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