—Quizás sí, es el destino. Por suerte, decidimos ir a pescar ese día. Si no…
El pelirrojo frotó su cabeza contra su mano y ronroneó satisfecho, como diciendo: “Todo va a estar bien. Estoy contigo ahora. Para siempre”.
Y Víctor y Galina sólo pudieron asentir, sin decir palabra.
A veces, ayudar en el momento oportuno trae una felicidad inesperada. A veces, la verdadera ayuda no llega de donde la esperas, pero la suerte te acompaña sola. Lo importante es no perderse ese momento en que alguien te necesita. Porque a menudo es en estos momentos difíciles que comienza una nueva e inesperada historia de amor.
