1. Enfríe el arroz rápidamente: Después de cocinarlo, no lo deje a temperatura ambiente más de una hora. Extiéndalo en una bandeja o en un recipiente poco profundo para que se enfríe más rápido antes de guardarlo en el refrigerador.
2. Conservación adecuada: Utiliza recipientes herméticos y coloca el arroz en la parte más fría del refrigerador. No lo dejes destapado ni cerca de la puerta del refrigerador, donde la temperatura fluctúa.
3. No lo guardes demasiado tiempo: Incluso bien almacenado, el arroz cocido debe consumirse en uno o dos días. Después, deséchalo; más vale prevenir que curar.
4. Recalentar solo una vez: Recalentar el arroz varias veces aumenta el riesgo de proliferación de bacterias. Calienta solo la porción que vayas a consumir y asegúrate de que esté bien caliente (al menos 74 °C o 165 °F).
5. Confía en tu instinto, pero no demasiado: Que el arroz se vea y huela bien no significa que sea seguro. Las toxinas producidas por el Bacillus cereus son inodoras e invisibles.
El refrigerador no es una caja de seguridad mágica. Si bien frena el crecimiento bacteriano, no lo detiene por completo ni revierte el daño ya causado. Por eso, la forma en que se manipulan los alimentos antes de que entren en el refrigerador es tan importante como la forma en que se almacenan.
El arroz sobrante puede parecer inofensivo, pero ahora sabes que es uno de los riesgos de seguridad alimentaria más ignorados en el hogar promedio. Así que la próxima vez que vayas a guardar ese tazón de arroz, recuerda: enfríalo rápido, guárdalo con cuidado y nunca tomes el riesgo a la ligera.