Su hijo la echó de casa… y aun así ella seguía escondiendo 1,5 millones de dólares.

Isla se quedó allí, paralizada, con lágrimas corriendo por su rostro. Nunca imaginó que su amabilidad sería correspondida de esta manera: no en dólares, sino con un profundo y poderoso significado.

De vuelta en casa de Brian, unos días después llegó una carta oficial del abogado de Margaret. Era breve:

Usted no está incluido en el testamento de Margaret Walker.

Brian lo miró fijamente, con la boca seca. Lisa preguntó: “¿Qué dice?”.

Le entregó la carta en silencio.

Ella lo leyó. Luego lo dejó caer como si se estuviera quemando.

Semanas después, Isla estaba sentada en un café bañado por el sol en Santorini, con una taza de café griego en la mano y el mar azul brillando más allá de los acantilados.

Ella sonríe.

No sólo por la vista, sino por Margaret, a quien una vez echaron de su casa con sólo dos maletas…

…y dejó atrás mucho más de lo que nadie podría haber imaginado.

Gracias a todos los que leen estas líneas.