Para asegurarse, acudió a un dermatólogo que le realizó una prueba de alergia. El médico le diagnosticó urticaria acuagénica. Esto fue una gran sorpresa para la joven brasileña, quien nunca antes había tenido problemas con el agua.

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Las lágrimas o el sudor pueden desencadenar la alergia (7/10)
Flávia aclaró que puede beber agua sin que le cause sarpullido. Sin embargo, si tiene la piel mojada, la cosa cambia. “Cuando lloro o sudo en el gimnasio, las zonas húmedas de mi cuerpo se enrojecen y se llenan de granitos, además de picarme y escocerme mucho”, dijo.

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Los medicamentos para la alergia no funcionan con ella (8/10)
Aunque la joven probó varios medicamentos antialérgicos, no obtuvo resultados positivos. Por lo tanto, Flávia tuvo que cambiar ciertos hábitos, hasta hoy. Una decisión que acepta plenamente.

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Un testimonio conmovedor (9/10)
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