Años después del divorcio, volvió a burlarse de ella, pero la encontró con trillizos y un jet privado.

Años después del divorcio, volvió a burlarse de ella, pero la encontró con trillizos y un jet privado.

Varios años después del divorcio, él regresó para burlarse de ella, sólo para encontrarla con trillizos y un jet privado.

El aire era denso y tenso en la sala. Laura estaba sentada en el borde del sofá de cuero color crema, acariciando con los dedos el borde de su taza de té intacta.

Curtis se mantuvo erguido, completamente distante.

“Ya lo he firmado todo. El abogado te enviará la notificación final el lunes”, dijo.

Su maleta estaba lista junto a la puerta, como si sus doce años de matrimonio fueran solo un paréntesis en sus respectivas vidas. Laura no respondió.

Pero ahora que estaba allí, todo lo que podía hacer era mirar al hombre que había sido su futuro.

—No íbamos a ninguna parte, Laura. Sin hijos, sin chispa. No puedo seguir esperando algo que nunca sucederá.

—Lo intenté, Curtis —susurró.

“Yo también quería eso”, respondió, pero ya había abierto la puerta.

Afuera, una camioneta roja los esperaba, y en el asiento del pasajero estaba Carol, la chica de la oficina, siempre elegante, con tacones altos y lápiz labial rojo, y sin antecedentes con él.

Laura se acercó a la mesa, examinó los papeles del divorcio y vio su firma junto a la suya. Aún no lo sabía, pero esta muestra olvidada, rechazada y legalmente suya algún día cambiaría su destino.

 

 

 

 

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