Estaba en el extranjero, caminando por las calles de la ciudad cuando miré hacia arriba y vi algo realmente extraño.

Estaba en el extranjero, caminando por las calles de la ciudad cuando miré hacia arriba y vi algo realmente extraño.

 

 

Al viajar o incluso en ciertos rincones de tu ciudad en Francia, puede que ya te hayas topado con esta extraña imagen: uno o más pares de zapatillas, colgados de cables eléctricos, como salidos de una película o de un sueño urbano surrealista. Pero ¿por qué alguien arrojaría sus zapatos allí? Tras este gesto aparentemente absurdo se esconden historias tan variadas como inesperadas. Y, aunque no lo creas, algunas son conmovedoras, otras bastante intrigantes.
Una tradición militar poco conocida
Retrocedamos un poco en la historia. Uno de los orígenes más antiguos de este fenómeno es… ¡militar!  En Estados Unidos, en particular , era costumbre que algunos soldados, al finalizar su servicio o entrenamiento, lanzaran sus botas sobre cables eléctricos cerca de la base. Un gesto simbólico, como  un “aplauso de cierre”  en un escenario vital marcado por la disciplina y el deber.
Al igual que quemar una carta de amor tras una ruptura, esta costumbre buscaba cerrar el ciclo y celebrar una nueva libertad. Con el tiempo, este acto se extendió al ámbito civil, perdiendo su contexto militar, pero conservando el aroma de la transición personal.
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