¿El mayor miedo de todo ser humano? Ser abandonado, excluido del grupo. Si no logramos llamar la atención de forma positiva, probamos otra estrategia… ¡aprendida desde la infancia! «A menudo, cuando un niño hace travesuras o molesta al menor, la madre o el padre abandonan la actividad para ver qué pasa», informa Gisèle Harrus-Révidi. Algunos padres incluso llevan la situación al extremo, expresando sus emociones solo cuando el niño se comporta mal. De adultos, repiten esta situación tan familiar. Vale, es atención negativa, ¡pero es mejor que nada!
Cómo corregir la situación: Para destacar, lo mejor es centrarse en tus verdaderos talentos. Es la forma más segura de mostrar tu carisma. Y, a la larga, rinde más que gritar o criticar…
Actúan como una caja de resonancia para nuestra historia personal.
«Nuestros vínculos emocionales se forman, la mayoría de las veces, sin darnos cuenta, según una lógica que se nos escapa», señala Gisèle Harrus-Révidi. «Buscamos en esta pareja, en este amigo, lo que nos falta; revivimos con él, con ella, un escenario familiar de nuestra infancia (el rol de «salvador», de víctima, etc.). El otro también puede actuar como un espejo de aumento». Y cuando descubrimos en él nuestros defectos, de los que a menudo no somos conscientes, puede impactarnos. Enojarnos con esta persona puede, así, evitar que tengamos que soportar un aspecto de nosotros mismos que consideramos indeseable.
Cómo corregir la situación: Preguntándonos por qué nos molesta. «En lugar de proyectar nuestra decepción en ella o convertirnos en su receptáculo, es mejor preguntarnos a quién nos recuerda», sugiere el psicoanalista. Una buena oportunidad para aprender a conocernos mejor y reconciliarnos con nuestro pasado.
* Estudio publicado en la revista Current Directions in Psychological Science y realizado por Déborah South Richardson, profesora de psicología en la Universidad Georgia Regents (EE. UU.).
* Autora de “¡No te muevas, te caerás! ¡Triunfa a pesar de tus padres!” (Payot).
3 maneras de cultivar la bondad